viernes, 1 de julio de 2011

Homicidio de Luis Caamaño




ESE FUE UNO DE LOS MOTIVOS POR LOS CUALES NO HIZO LUGAR A LA PRISION PREVENTIVA QUE PIDIO LA FISCALIA PARA EL IMPUTADO ARIEL ALEJANDRO ALVAREZ

El juez y el defensor dudan


sobre el reconocimiento

El juez penal, Mariano Nicosia, no hizo lugar a la prisión preventiva que solicitó la Fiscalía para el imputado como presunto autor del homicidio de Luis Caamaño (24) –ocurrido el 21 de mayo en Kilómetro 8—tras coincidir con el argumento de la defensa respecto a la duda que generó el reconocimiento efectuado por el padre de la víctima. Es que el hombre, antes de la rueda, admitió que el día del velorio de su hijo le mostraron una foto de Ariel Alejandro Álvarez (24).

En una audiencia de apertura de investigación que se desarrolló el martes último contra Ariel Alejandro Álvarez, la funcionaria de Fiscalía Stella Maris Prada lo imputó provisoriamente como autor del delito de homicidio simple. En esa misma jornada se efectuó una rueda de reconocimiento con dos testigos: uno de ellos --un almacenero que le vendió una cerveza-- lo reconoció por haberlo visto a unas dos cuadras del lugar del hecho. El otro fue el padre de la víctima, quien lo sindicó como el autor de los disparos. De todas formas y al ser consultado por el defensor Leopoldo Puricelli, admitió que el día del velorio de su hijo los amigos le mostraron una foto del imputado que bajaron del facebook.
Tras el reconocimiento positivo, la funcionaria de Fiscalía le consultó al juez cómo hacían con la medida de coerción y éste le respondió que presente la conrrespondiente nota, por mesa de entrada, solicitándole a tal efectos una audiencia.
Al día siguiente, desde la Fiscalía se hizo el pedido por escrito adelantándole al magistrado la solicitud de una medida de coerción para el imputado, la cual finalmente se llevó a cabo el jueves --30 de junio de 2011-- y estuvo presidida por el juez natural de la causa, Mariano Nicosia.

RECLAMO
DE PRISION
Ante él, la funcionaria del órgano acusador reclamó la prisión preventiva del imputado porque a su entender existen elementos de convicción suficiente para tenerlo como probable autor del hecho que se le imputó. Además, se apoyó en el resultado positivo del reconocimiento y en torno a ello advirtió que se dan los presupuestos que fija el Código Procesal Penal para el dictado de una medida privativa de la libertad, como lo es el peligro de fuga y de entorpecimiento de la investigación.
A su turno, el defensor cuestionó la prisión preventiva que solicitó la Fiscalía y se refirió a las dudas que surgieron a partir de la rueda de reconocimiento, en virtud de la afirmación del testigo al admitir que había visto antes una foto del imputado. Para ello, el defensor también expuso jurisprudencia y sostuvo que “se contaminó el recuerdo del testigo, por lo que no es creíble”.
En cuanto al peligro de fuga aseguró que tampoco existe tal presupuesto porque su asistido se presentó cada vez que fue convocado por la Justicia y compareció a las audiencias, incluso a sabiendas que se pediría su prisión preventiva.
Tras resaltar que el imputado tiene arraigo comprobado en Comodoro Rivadavia, pidió la libertad y en forma subsidiaria, algunas de las medidas sustitutivas de la prisión preventiva que fija el artículo 227 del Código Procesal Penal del Chubut, como el arresto domiciliario, la presentación semanal ante un organismo a determinado y la prohibición de salir de la ciudad sin autorización.

MEDIDAS
SUSTITUTIVAS
Después de un cuarto intermedio, el magistrado reanudó la audiencia y recordó que pocas horas después del hecho la Fiscalía había pedido un allanamiento y la detención de otro sujeto –cuya identidad reserva DDP para no entorpecer la investigación—luego de que el padre de la víctima, previo observar el álbum fotográfico de la Brigada de Investigaciones, los sindicara con un cien por ciento de seguridad, que fuera el autor del homicidio.
En esa ocasión, el juez autorizó el allanamiento pero la detención de aquella persona la dejó supeditada al secuestro del arma de fuego y la presencia del sospechoso en el domicilio allanado. Finalmente, el arma no se encontró en esa oportunidad y el sospechoso tampoco fue detenido.
A pesar de todas esas dudas, el juez Nicosia no anuló la prueba de reconocimiento en esta instancia pero tampoco hizo lugar a la prisión preventiva, sino que resolvió ordenar la presentación semanal de imputado en la Oficina Judicial, le prohibió ausentarse de la ciudad sin autorización y tampoco podrá acercarse a los testigos, ni familiares de la víctima.

martes, 21 de junio de 2011

Más corta y con foto

LA FISCALIA DE TRELEW IMPUTO A UN MATRIMONIO Y SU HIJO POR HOMICIDIO PREMEDITADO. LES DICTARON UN MES DE PRISION PREVENTIVA

Paso de Indios: lo habrían

matado por una venganza

En el marco de la causa que lleva a cabo la Fiscalía de Trelew por el homicidio del anciano Rosendo Parra –ocurrido el 21 de marzo de 2011 en la localidad de Paso de Indios--, se formalizó la investigación a 3 integrantes de una familia. Se trata de un matrimonio y su hijo mayor, a quienes se los imputó por homicidio premeditado, delito que tiene prisión perpetua. La juez que presidió el control de detención les dictó un mes de prisión preventiva. Los investigadores creen que el crimen pudo estar motivado por una venganza.

El matrimonio integrado por Néstor Ovejero y Beatriz Caucamán, junto al hijo de ambos, Juan José Ovejero, fue imputado por homicidio premeditado. Este delito está normado por el artículo 80, inciso 6°, del Código Penal y fija penas de prisión perpetua.
A ellos se les atribuye haber asesinado a Rosendo Parra, un anciano con capacidades diferentes que murió el 21 de marzo producto de los garrotazos que recibió en la cabeza y otras partes de su cuerpo, mientras se encontraba en su domicilio de la localidad de Paso de Indios.
Los investigadores creen que el homicidio de Rosendo sería parte de una venganza, a partir de un hecho ocurrido el 21 de noviembre de 2010 con un familiar suyo, Valeriano "El Gallo" Parra, quien en esa jornada habría cortado con un cuchillo a Juan José y toda la parentela habría jurado vengarse.
En base a los testimonios que logró reunir el fiscal César Zarategui, se produjo la detención y durante la audiencia que presidió la juez penal de Trelew, Patricia Asaro, se les notificó la apertura de investigación en su contra y se pidió la prisión preventiva de los 3.

EL HECHO
Según el relato que ofreció el fiscal sobre el hecho, los integrantes de la familia Ovejero son los sindicados como posibles homicidas de Parra. Al respecto señaló que entre las 23 del 21 de marzo del corriente y la 1:30 del día siguiente, la víctima se encontraba sola en su vivienda y habría sido atacada por las tres personas detenidas, quienes con un garrote le aplicaron diversos golpes en el cuerpo y la cabeza, produciéndole heridas graves que derivaron en su muerte.
En otro tramo de su presentación, sostuvo que la autoría se sustenta con los testimonios brindados por varias personas, quienes se habrían referido a la planificación hecha por los imputados. Además, aseguró que uno de los testigos pudo observar cuando se dirigieron a la vivienda de Parra con una madera muy parecida al mango de un hacha y luego escuchó los golpes y gritos de la víctima.
Ese testigo confesó que después los vio salir corriendo del lugar y él se acercó a la escena del crimen, encontró la puerta abierta y al anciano tirado en el suelo.
El representante del Ministerio Fiscal también sostuvo que el testigo fue amenazado y recibió una golpiza con el propósito de que no contara todo lo que conoce sobre el caso.
A todo esto se supo que la noche del crimen la víctima habría sido vigilada por sus agresores. Ellos se encontraban en el bar “La Mestiza”, que suele ser atendido por la mujer imputada. Además, en el boliche habría quedado el hijo menor del matrimonio mientras sus padres y su hermano mayor se dirigían a la casa de la víctima a consumar su plan.
A su turno, la juez le ofreció la palabra a los imputados y cada uno de ellos se declaró inocente. Incluso, reconocieron que existió un problema con "El Gallo" Parra, a quien denunciaron como provocador y violento, pero aclararon que con Rosendo tenían buena relación y se manifestaron dispuestos a colaborar con la investigación para que todo se aclare.
De todas formas, la magistrado les dictó un mes de prisión preventiva por los peligros procesales de fuga y entorpecimiento de la investigación.



















Los tres quedaron imputados por homicidio premeditado.
















domingo, 5 de septiembre de 2010

22 Homicidios

EN LOS PRIMEROS 8 MESES DE 2009 LAS CIFRA LLEGO A 19 MIENTRAS QUE EN AGOSTO DE 2010 SE UBICO EN LOS 22


Matar por matar

De los veintidós homicidios que se registraron en Comodoro Rivadavia durante los primeros ocho meses de dos mil diez, tres fueron en ocasión de robo. Una cantidad igual ocurrió en lo que se podría llamar justicia por mano propia. Las balas perdidas se cobraron dos vidas; también se mató a un policía, hubo una muerte por encargo, otra se produjo por el cumplimiento de una amenaza y un hermano mató al mayor. El resto, nada menos que la mitad de los casos, fueron por rivalidades propias de gente que sólo sabe saldar sus deferencias con las armas. En el siguiente informe DDP les resumirá cada uno de ellos.



Los datos comparados con los del año pasado indican el nivel ascendente de homicidios en Comodoro Rivadavia. Con respecto a agosto, en 2010 se supera en tres casos a la estadística de 2009. Las autoridades, tanto gubernamentales como policiales, desconocían la cantidad y quedó en evidencia que no se lleva registro del delito que vulnera el bien tutelado más protegido por el Código Penal.
Con los últimos casos, quienes tienen responsabilidad ejecutiva, desempolvaron la desgastada frase: “hay que cambiar el Código Procesal Penal”, a la que le agregaron que se les debe “sacar a los jueces garantistas el poder decidir sobre las excarcelaciones”. Nada de los que se dijo hará que los pibes dejen de matarse en las calles de la ciudad más poblada de Chubut. Tampoco la reforma del Código Procesal Penal los calmará. Incluso, para satisfacer a quienes pretenden encarcelar a todos, habría que modificar la Constitución Provincial, la Constitución Nacional, el Código Penal Argentino y deshacer todos los pactos internacionales a los que adhirió la República a partir de la reforma constitucional de 1994.

UNO POR UNO
1) El jueves 28 de enero fue asesinado Isaías Ignacio Alvarado (23) con tres disparos en el pecho. Fue en una vivienda de la Zona de Quintas II, del barrio Máximo Abásolo, lugar al que la víctima fue en busca de su pareja e hija, quien se encontraba con el ex novio. Al principio se dijo que el menor la había secuestrado y por esa razón el joven acudió a rescatarla. Por el hecho quedó detenido el M.H. (17), quien ya mató a 2 en su corta edad.
2) El viernes 29 de enero se produjo el homicidio de Richard Apeleo (18). El adolescente había compartido una excesiva ronda de tragos con su hermano y amigos, en una plaza del barrio José Fuchs. Allí los parientes discutieron por cuestiones banales y uno de los amigos del grupo lo apuñaló. Por el hecho fue detenido Alejandro Marcelo Amarilla (20), alias “Loquillo”.
3) El domingo 31 de enero la víctima fue René Mariano Alvarez (20). A las 22:30 de esa jornada apareció muerto en una casa del complejo 71 Viviendas, situado en la Zona de Quintas I del barrio Máximo Abásolo. Tenía un disparo de rifle calibre 22 que le traspasó la cabeza y otro en el pómulo derecho. En la causa quedó implicado José Alberto Navarro (21), quien habitaba la vivienda donde se encontró el cadáver y se presentó por sus propios medios ante la policía.
4) El lunes 22 de febrero resultó herido Samuel Benítez cuando jugaba a las cartas con amigos en una vivienda de la avenida Rivadavia al 3.375. Fue en ocasión de robo que recibió disparos. El grupo de delincuentes se llevó dinero, el celular y documentación personal del fallecido. La víctima murió el 1 de marzo. Los presuntos autores son cinco y están debidamente identificados, pero la investigación de la causa no fue formalizada hasta la fecha, por lo tanto no existen imputados, ni detenidos.
5) El domingo 7 de marzo Daniel Alejandro Gatica (22) fue asesinado en la costanera local. A las 4 de la madrugada de ese día fue atacado por salir en defensa de un amigo. El joven falleció a raíz de las heridas de arma blanca que recibió. No figuran personas detenidas.
6) El martes 9 de marzo murió Jonatan David González (16). El adolescente había ingresado a robar en una casa del barrio COVICUP y fue sorprendido por el hijo de los dueños de casa, un pibe de 18 años que se defendió durante la lucha que mantuvo con el ladrón, quien portaba el arma blanca. El chico regresaba a su casa con la hermanita, a quien había retirado del jardín minutos antes del hecho.

UN DIA: DOS HOMICIDIOS
7) El domingo 14 de marzo la víctima fue Cristian Damián Díaz (15). Un sicario entró a su casa a las 7 de la mañana y lo asesinó a balazos. El adolescente ya había sido amenazado y su madre lo sabía. Sus hermanitos presenciaron el hecho, en la casa que compartían en Altavista al 4.800 del barrio Máximo Abásolo. Tampoco hay detenidos.
8) Esa misma jornada, pero sobre el mediodía, fue asesinado Luis Martínez Arce (28). Era un albañil paraguayo y recibió un balazo en el abdomen cuando pasaba por el sector 7 del barrio 30 de Octubre. El asesino le cobró peaje y lo mató. Por el hecho fue detenido Martín Nicolás Nuñez (28), alias “Gody”, aunque el autor del disparo fue sindicado como “Chini” y está prófugo.
9) El lunes 15 de marzo Eliana Andrea Epuleff (24) murió a raíz de un disparo de arma de fuego que recibió en el abdomen. A las 3:15 de la madrugada se presentó en su casa, ubicada en Eva Duarte al 1800 del barrio Máximo Abásolo, el ex novio de su hermana, Damián Celestino Vera, de 22 años. El joven comenzó a llamar a la chica y salió su padre a pedir que se marche pero este comenzó a disparar y a él se le atribuye el resultado de la muerte.
10) El sábado 20 de marzo murió Celeste Daniela Colivoro (27) tras 21 días de agonía en terapia intensiva del Hospital Regional. La chica fue herida el 27 de febrero a la madrugada cuando volvía del baile junto a su hermana y quedó presa de un enfrentamiento armado entre dos patotas del sector. El hecho ocurrió en el Pasaje Las Fresas y Los Perales del barrio San Martín. Tiene autores ignorados.
11) El jueves 8 de abril fue apuñalado Héctor Anselmo Colil (32), quien falleció a causa de las heridas. Se había peleado con un compañero de “tragos”. El episodio se produjo en una vivienda de Calle Código 488 al 1.225, en el barrio Abel Amaya. Por el hecho fue imputado Humberto Barría (70). El 19 de abril fue beneficiado con arresto domiciliario.
12) El viernes 16 de abril se produjo el homicidio de Jorge Emiliano Babic (23). Fue a las 13:15 luego de ser llevado a la guardia del Hospital Regional por una persona que lo abandonó allí. Tenía un disparo de arma de fuego en la espalda. Unos 45 minutos antes se había producido un tiroteo en Calle 1 y O’ Donell, en el barrio San Cayetano, donde resultó herido Babic. Por el hecho se imputó a Jonathan Rodrigo Alvarez (22), Mauro Nicolás Tula (31) y Mauro Karim Poveda (30). El 28 de abril se les sustituyó la prisión preventiva por una prohibición de acercamiento a los testigos.
13) El lunes 19 de abril fusilaron a Maximiliano Nicolás Cayupel (22) en Kilómetro 8. La víctima se encontraba junto a un grupo de personas reunido en la esquina de Base Marambio y Alejandro Maíz cuando lo asesinaron a sangre fría. Los verdugos se bajaron de una camioneta blanca y sin decirle nada lo acribillaron. El pibe había sido utilizado para retirar una encomienda con droga y estuvo preso por ello. Se presume que se trató de un crimen por encargo, ante la proximidad del juicio al que sería sometido. La causa tiene autores ignorados.
14) El jueves 22 de abril mataron, en la puerta de su casa, a Brian Henríquez (17). Le aplicaron dos disparos en el pecho. Los asesinos golpearon la puerta de su casa ubicada en Los Plátanos 3.937. El adolescente estaba durmiendo con su novia de 15 años, se levantó para abrir y lo mataron. Por el hecho fueron detenidos Lucas y Javier Gallardo, José Nahuelmilla y Carlos Olivares. El 21 de mayo se cambió la prisión preventiva por arresto domiciliario.
MATO A SU HERMANO
Y SE SUICIDO

El primero de mayo las víctimas fueron dos pero solo uno fue homicidio y se trató del número 15. El otro fue un suicidio a causa del resultado anterior. Se trata de los hermanos Fabián (17) y Martín Vera (20). Los dos se encontraban junto a un grupo de amigos en el playón deportivo del Centro de Promoción Barrial de Kilómetro 8. El menor manipulaba un arma e hirió en la cabeza al mayor. Luego, al no aceptar lo sucedido, se pegó un tiro también en la cabeza. El arma desapareció y al día siguiente los inseparables hermanos fallecieron. En virtud de ello, la persecución penal se extinguió.
16) El martes 11 de mayo murió Raúl Oscar Berdon (35). Era un obrero jujeño que recibió un balazo en la cabeza el 1 de mayo. Durante todo ese tiempo agonizó en el Hospital Regional. El hecho ocurrió en cercanías del Pasaje Santa María y Malvinas, en el límite de los barrios Jorge Newbery y Las Flores, cuando el hombre fue encontrado en el suelo, frente a su casa. Por ese homicidio fue imputado Héctor Matías Barra (23), a quien el 1 de junio se le mantuvo la prisión preventiva hasta que su defensor aporte datos para una posible salida laboral.
17) El lunes 5 de julio murió Nery Alberto Sepúlveda (21). Fue tras una discusión con su pareja, una chica de 17 años que le aplicó una puñalada en la pierna y le cortó la arteria femoral. El hecho ocurrió en la esquina de Chazarreta y Kaikén, del barrio Máximo Abásolo. La imputada está en libertad y tiene prohibido acercarse a los testigos.
18) El domingo 1 de agosto se produjo el homicidio de Sebastián Alberto Haro (21), alias “Cototo”. El joven recibió un tiro en el medio de la frente cuando regresaba de comprar. Con él estaba Sergio Omar Flores (18), alias “Mota”, quien resultó herido con tres tiros en el cuerpo. El hecho ocurrió en el barrio Moure y se presumen que fue un acto de justicia por mano propia. Por el homicidio está imputado Eduardo Adrián Lijó (28) y se encuentra con prisión preventiva.
19) El martes 3 de agosto fue asesinado el empleado bancario, José Sebastián Fernández (31), aunque el cuerpo se encontró el sábado 8. La víctima fue a comprar cigarrillos y nada más se supo de él. A los 3 días la policía encontró el auto que utilizaba la víctima. Lo habían abandonado en avenida Rivadavia y Pastor Schneider. Esa noche la policía detuvo a tres jóvenes por el hecho. En la mañana siguiente se logró ubicar el cuerpo. Los imputados son: Ricardo Pablo Olmos (19), J.E.A (16) y Oscar Alfredo Rojas (18). Los tres se encuentran detenidos con prisión preventiva.
20) El domingo 8 de agosto se produjo el asesinato del policía Néstor Adrián Manquepán (24). Fue mientras esperaba el colectivo frente a La Anónima del barrio 9 de Julio para asistir a su trabajo. Allí fue brutalmente golpeado hasta matarlo. A los 3 días la policía detuvo al presunto autor. Se trata de Jonathan Moreira Gironi (24), un panadero y aficionado en artes marciales que repartía el pan en la Alcaidía. Le dictaron prisión preventiva por 6 meses.
21) El lunes 16 de agosto el jubilado petrolero, Gerónimo Pedro Madrid González (64), recibió un tiro en el tórax. Eran las 19:15 cuando el hombre fue a ponerle candado al portón de su vivienda ubicada en Huergo 3.869 del barrio San Martín y fue ultimado con una escopeta calibre 40. La policía tiene identificado a los presuntos autores y es posible que también se produzcan detenciones.
22) El 29 de agosto mataron a Luis Eduardo Canquel. El pibe de 23 años recibió un tiro en la frente cuando caminaba de regreso a su barrio, Máximo Abásolo, por la avenida 10 de Noviembre y Carlos Gardel, del barrio Quirno Costa. Su asesinato se produjo a las 18:50. Unas horas antes del hecho la víctima había asistido a un partido de fútbol, como hincha, en el que jugó Jorge Newbery y Ferro. Esa misma noche, a partir de las revelaciones de los testigos, la policía accedió a una orden de allanamiento, detuvo a un sospechoso y secuestró dos armas de fuego: una pistola calibre 11/25 y una escopeta calibre 380. Al día siguiente detuvo al presunto autor del hecho. Se trata de un menor de 17 años, de iniciales M.P. y quedó imputado por el homicidio. Además se le dictó prisión preventiva y quedó alojado en el Centro de Orientación Socioeducativo (COSE) de Trelew. Su cómplice, Maximiliano Hidalgo (20), recuperó la libertad y quedó imputado por tenencia de armas.

martes, 10 de agosto de 2010

Descuartizado

EL MATRIMONIO JUZGADO POR EL HOMICIDIO DEL PEON RURAL DESCUARTIZADO EN RIO MAYO FUE ABSUELTO. NADA SE SUPO SOBRE LA PARTE DEL CUERPO QUE NUNCA FUE HALLADO


¿Dónde habrá ido a parar el tronco? Parte II

El propio Ministerio Público Fiscal de Sarmiento tuvo que pedir la absolución del matrimonio que llevó a juicio acusado por el homicidio del peón rural de Río Mayo, Claudio Choiquepán. En el debate nada se pudo saber qué fue del tronco de la víctima, parte del cuerpo que nunca fue hallada durante la investigación. El acusador pretendía condenarlos a cadena perpetua pero los testigos le jugaron una mala pasada al momento de contarle a los jueces lo que sabían del caso e incluso no recordaron si habían hablado alguna vez con el fiscal que investigó.

El juicio se llevó a cabo en el Concejo Deliberante de Río Mayo, a fines de junio. Tal como se esperaba la concurrencia fue extraordinaria, pero muchos se quedaron con las ganas de conocer más sobre el hecho. Es que se pensaba que en esa poco habitual ceremonia se descubriría el destino que había tenido el tronco de la víctima, cuyos detalles podrán encontrarse en esta misma página con el título: ¿Dónde habrá ido a parar el tronco?
Si bien los imputados –Eva García y Ricardo Conchillo—llegaron en libertad al juicio, la pretensión del fiscal era condenarlos a prisión perpetua por el homicidio pero las pruebas que logró arrimar al debate fueron tan endebles que tuvo que pedirle a los jueces que dejen en libertad al matrimonio.

PARA NO OLVIDAR
Si algo de interesante tuvo el caso fueron los datos que se pasaron por alto en el artículo anterior y esos serán los que DDP recuperará para sus lectores.
Se debe recordar que todo se inició a partir del hallazgo de medio tambor de chapa, a la orilla del río Mayo, por parte de un grupo de pescadores. A partir de allí nació esta historia.
En el tambor había dos brazos, dos piernas y la cabeza de una persona que parecía haber sido quemada en un claro intento por hacer desaparecer evidencias. Ese espantoso descubrimiento terminó con la tarde recreativa de los pescadores que debieron informarle a la policía sobre el macabro hallazgo. De ahí en adelante la pregunta a responder era: ¿A quién le pertenecían esas partes que carecían del tronco?
La posibilidad de identificarlo a simple vista era nula porque todo lo que estaba dentro del tambor había sufrido el poder destructivo del fuego. Con el paso del tiempo se encontró información en la huella digital del índice derecho, pero para entonces se acumularon varias anécdotas.

¿CASO RESUELTO?
La ansiedad por informar que el caso estaba resuelto llevó, en un momento extremo, a darle una gran felicidad a toda una familia. No se tuvo mucha precisión sobre el método investigativo que llevó a suponer que el difunto era Cesario Valencia, incluso su propio hermano lo fue a identificar a la morgue, pero era tan repugnante ese trámite que debió ser por las tremendas ganas de salir de allí que se resignó afirmándole a los policías que definitivamente era su pariente.
No era muy descabellado pensar que Cesario terminara del tal forma porque habías sido un hombre que otrora tuvo conflictos con la Ley. Muchos años antes estuvo preso en Comodoro Rivadavia por un homicidio y la Defensa Pública logró reducirle la pena. Así, en poco tiempo, recuperó la libertad luego de que la calificación pasara de homicidio simple a homicidio preterintencional, cuya sanción penal es mínima en comparación con la anterior porque tiene un máximo de tres años. En ese caso el Código Penal le permite a una persona, que no tenga antecedentes computables, cumplir con la condena sin estar encerrado.
Con los pedazos del cuerpo tendidos sobre la fría camilla enchapada de la morgue, no había otra opción que aceptar el duelo y alguien tenía que estar firme para afrontar las cosas. Se debía preparar el velorio y dadas las circunstancias, sería a cajón cerrado. De las gestiones alguien se encargó. Los familiares y conocidos asistieron a llorarlo y algunas mentes perversas se habrán preguntado ¿Cuán difícil habría sido cambiarlo?

EL CULTO A
LOS MUERTOS

Los antiguos romanos tenían como costumbre el Culto a los Muertos. Para ellos, la vida continuaba después de la muerte y al principio los mantenían en sus propias casas, algunos en los sótanos. Allí les llevaban alimentos y bebidas para que se abasteciera en la otra vida. Creían que si dejaban de atenderlos algo malo podía sucederles. La evolución de ese magnífico pueblo romano terminó con esa tradición de mantenerlos en sus propias casas después de muertos, pero los cultos a ellos se mantuvieron de todas maneras.
El tema es apasionante, pero habrá otro momento para profundizar al respecto. En el caso que nos ocupa la situación era extrema, estaban de velorio y los que asistieron no tenían la posibilidad de mirarlo a la cara para decirle las últimas palabras, sean buenas o malas, de amor u odio. Lo que fuera, pero dirigidas a él aunque estuviera con los ojos cerrados. Que no marchase sin al menos decírselas.
En ese momento de dolor estaban cuando el hermano de Cesario, que lo había ido a reconocer a la morgue, recibió una llamado. ¿Será una joda? Habrá pensado, pero no.
Del otro lado del teléfono una vos que antes había escuchado le contaba alegremente una buena noticia: “Conseguí trabajo en Las Heras”.
Por una fracción de segundos su mente lo llevó a fantasear pero la fuerza que le había puesto al tema, de afrontar la muerte de un familiar directo, lo volvió en seco a la realidad.
-¿Pero quién carajo habla?, lo interrogó levantando el tono y puso en alerta de una respuesta, que no lograrían escuchar, a los demás presentes.
-“Cesario. ¿Quién más va ser?”, le dijo la voz que salía del teléfono, aunque parecía llegar desde el más allá.
-“¿Vos sos tonto o te hacés? Mal momento elegiste para joder. Estoy velando a mi hermano”, le replicó y tuvo la inmediata reacción de cortar pero una rápida pregunta del otro lado lo mantuvo junto al teléfono.
-“¿Qué hermano se murió?”, lo interrogó con tono angustiado el interlocutor.
-“Te estoy diciendo que Cesario”, le repitió y el diálogo continuó por varios minutos después de esa respuesta.
El que había llamado no era otro que Cesario y estaba bien vivo. El hombre se había ido a buscar suerte al norte de Santa Cruz y como era grande no tenía necesidad de andar informándole de sus viajes a los familiares pero el hecho de haber encontrado un trabajo honrado merecía contarlo y por esa razón fue que hizo el llamado.
La noticia se la dio a su hermano en un momento extremo y a más de uno le gustaría haber recibido, oportunamente, una así. La cuestión es que el velorio se terminó allí y al principio nadie entendía bien qué era lo que había pasado, pero en definitiva no dejaba de ser algo extraordinario y hasta si se quiere, milagroso. Cesario estaba vivo y no era el que estaba muerto dentro del cajón cerrado.

EL MEJOR AMIGO
Lo que fue la mejor noticia del mundo para la familia de Cesario no lo fue para los investigadores porque para ellos se transformó en un problema que creían resulto. A todo esto la prensa se enteró y el error se hizo público. Igual no dejaba de ser una buena noticia, pero la realidad indicaba que se debía conocer a quién cornos le pertenecían esos pedazos humanos que aparecieron a la orilla del río, en ese espléndido domingo, adentro de medio tambor de chapa.
El cajón se volvió abrir. Tuvieron que darle una y otra vuelta al cuerpo hasta encontrar un indicio que les permitiera conocer la identidad. Al fin encontraron algo en un dedo, el índice derecho. Allí le quedaba un pedacito de huella digital y existía la posibilidad de someterla a pericias dactiloscópicas. Así se hizo a sabiendas que le resultado no estaría en breve sino que habría que esperar varios días.
Un perro ovejero de campo fue el que más ayudó a encontrar la punta del ovillo. El animal, que no puede ser considerado una mascota sino una herramienta de trabajo para un hombre de campo, llegó sólo hasta la casa de un vecino. Ese era el perro de Claudio Choiquepán y el hecho de que anduviera sólo y llegara a la casa de uno de los mejores amigos del dueño, no era una buena señal.
En el pueblo ya era voz pópuli lo del hallazgo del cuerpo descuartizado; que se veló a un difunto que no era tal y que se desconocía la identidad del muerto. No otro que un hombre de campo puede ser capaz de interpretar el dato. El perro no abandona jamás a su dueño estando este vivo y mucho menos siendo un animal de trabajo. Algo malo debió haberle pasado a Claudio y esa duda le fue transmitida a los investigadores, con fundamentos incluidos.
También se sabía que Claudio Choiquepán había tenido problemas con Conchillo y su mujer porque era evidente que se querían quedar con su casa. Si hasta habían concurrido a la Cooperativa para poner los servicios a nombre de ellos, pero como todo se sabe en el pueblo, no les permitieron hacer el traspaso sin la autorización del titular de los medidores.
Como se sabe, todos vivían bajo el mismo techo aunque Choiquepán pasaba más tiempo en el campo trabajando y le había prestado la vivienda a la familia de Conchillo, sobre quien se puede decir que tiene un enorme parecido al “Viejo Vizcacha” del Martín Fierro. Incluso el último día que vieron al dueño del perro fue después que éste con el matrimonio asistieran al Juzgado de Paz. Allí concurrieron con la intención de que el titular de la casa les firmara un papel cediéndoselas, aunque nada de ello ocurrió y ante la autoridad judicial del pueblo les dejó bien en claro que al mes síguete debían desocupársela.
Esa duda se sumó a que Choiquepán nunca llegó al campo donde debía ir a trabajar y a ello, las 11 coincidencias de las huellas dactilares del índice derecho. Así fue que finalmente se confirmó que el cuerpo descuartizado encontrado a la vera del río le pertenecía. Lo que no se pudo probar fue la autoría del homicidio y tampoco se llegó a saber qué fue del tronco de la víctima, la única parte del cuerpo que jamás se encontró.

miércoles, 28 de julio de 2010

Caso Noble II

LOS JUECES DE SEGUNDA INSTANCIA ELIMINARON EL AGRAVANTE Y ANULARON LA PENA DE 15 AÑOS. UNO VOTO POR EL EXCESO EN LA LEGITIMA DEFENSA Y LOS TRES ORDENARON HACER LA AUDIENCIA PARA DISCUTIR LA CANTIDAD DE AÑOS QUE DEBERA CUMPLIR.

Para cada guapo: parte II

El caso Noble Ferrás finalmente dio el giro que anticipó DDP. Los jueces que trataron la impugnación de la sentencia eliminaron el agravante del artículo 41 bis –que le había permitido a sus pares de primera instancia dictarle 15 años de prisión— y anularon esa elevada pena. Por ello fue que ordenaron la realización del juicio de cesura, oportunidad en la que el condenado podría recibir una notable reducción. De los 15 iniciales existe la posibilidad de que finalmente su condena sea de 8 años. Además, uno de los tres jueces de Cámara le dio la razón al Defensor y ello le abrió la puerta al imputado para insistir, en la siguiente instancia, con la calificación del exceso en la legítima defensa.

El 2 de julio finalmente se conoció la sentencia que dictó el Tribunal de la Cámara Penal de Comodoro Rivadavia en el caso que tiene como imputado a Richard Noble Ferrás. El hombre que fue condenado a la pena de 15 años de prisión por el homicidio de Martín Sebastián Arias (24), ocurrido en pleno centro de Comodoro Rivadavia el 9 de abril de 2008, tras una discusión por un estacionamiento.
Los detalles del caso se pueden conocer en el artículo anterior, ver “Para cada guapo existe otro más guapo”.
Tal como anticipó DDP, la audiencia de impugnación se llevó a cabo a fines de junio y los jueces de Cámara que subrogaron a los de la Jurisdicción de Comodoro Rivadavia fueron: Rafael Lucchelli, Leonardo Marcelo Pitcovsky y Mónica Rodríguez.
Los dos primeros eliminaron de cuajo el agravante del artículo 41 bis, el cual le había permitido a sus pares de primera instancia imponer una pena elevada, como lo fueron los 15 años de cárcel a los que se lo condenó a Noble Ferrás.
De esa manera, confirmaron en forma parcial la sentencia, aunque lo hicieron con la calificación de homicidio simple, el cual está contemplado en el artículo 79 del Código Penal y fija penas que van de los 8 a los 25 años.
Además, anularon la pena de 15 años y ordenaron la conformación de un nuevo Tribunal para que se encargue de llevar a cabo la audiencia de juicio de cesura, la cual se omitió hacer oportunamente y formó parte de los cuestionamientos que efectuó la defensa durante la impugnación. Es decir, que ahora existe la posibilidad de que el imputado reciba una notable reducción de la pena y sea condenado con la mínima que se contempla para ese delito, es decir, 8 años.
A todo esto, la única mujer que integró el Tribunal le dio la razón al defensor y a su entender, Noble Ferrás debió ser condenado por exceso en la legítima defensa.

LA IMPUGNACION
En su impugnación, el defensor pidió que se absuelva a Noble Ferrás por el delito homicidio simple agravado por el uso de arma. Y en forma subsidiaria, que se reduzca la pena que le fue aplicada. En tal sentido afirmó que hubo: “inobservancia o errónea aplicación de la ley porque con la prueba producida por la parte acusadora el Tribunal debió aplicar una normativa diferente para fundar la solución del caso”. De esa manera, catalogó la decisión como “arbitraria”.
En otro tramo de su exposición, el defensor sostuvo que el Tribunal que lo condenó no valoró la prueba de descargo que se aportó en el debate, con la cual se intentó demostrar que los hechos no ocurrieron de la forma afirmada por las partes acusadoras (querella y Fiscalía) y se le restó valor probatorio a las pericias. Para él, Noble Ferras debió ser absuelto por haber actuado en legítima defensa (artículo 34 inciso 6º del Código Penal) o en su defecto, ser condenado a una pena inferior a la impuesta por aplicación del artículo 35 del Código Penal es decir, exceso en la legítima defensa.
Entre otras cosas afirmó que su pupilo no tuvo otra salida que defenderse de un ataque ilegítimo que no había provocado previamente, utilizando para ello el único medio racional a su alcance ante la inminencia de sufrir un daño grave y esa circunstancia fue desconocida por los jueces.
Por último, señaló que a su criterio el Tribunal no valoró la posibilidad de que la conducta se hubiera ejecutado con exceso de la legítima defensa. Variando así considerablemente la pena impuesta. Ni tampoco consideraron el atenuante previsto por el artículo 189 bis inciso 2º, párrafo 5º del Código Penal, el que se refiere a la calidad de legítimo usuario de arma de fuego, algo que le reiteró al nuevo Tribunal para que sea contemplado en forma subsidiaria.
Antes de finalizar, es válido destacar el siguiente fragmento del fallo, el cual corresponde a uno de los párrafos del voto de la juez Rodríguez: “En mi opinión, la conducta atribuida al acusado encuentra correcto encuadramiento legal en las previsiones del artículo 35 del Código Penal, esto es en el caso, en la figura de homicidio simple cometido con exceso en la legítima defensa”.
La juez agregó sentirse convencida de que: “la reacción homicida del acusado no puede ser equiparada a la de quien comete un homicidio simple sino que debe tenerse en cuenta que su obrar estuvo movido por una intención defensiva, aunque excediendo los límites de la necesidad”.
Con ello, la juez le dejó abierta la posibilidad al imputado de insistir en la instancia siguiente que es merecedor de la calificación que impulsó su defensor desde el inicio mismo de la causa: homicidio en legítima defensa o exceso en ella.

martes, 29 de junio de 2010

Y la ambulancia?

EL CASO DE UN HOMBRE QUE BALEO A UN JOVEN TRAS LA DISCUSION POR UN ESTACIONAMIENTO EN CALLE SAN MARTIN

Para cada guapo existe otro más guapo

¿Quién pude decir que nunca puteó desde el auto a otro conductor por alguna mala maniobra? Son cosas de la vida cotidiana en una ciudad superada por el parque automotor. De ahí a llegar a los hechos dependerá del nivel de tolerancia de cada uno. Pero si de algo se puede estar seguro, es que por cada guapo que existe siempre asomará otro más guapo aún y, si el destino los enfrenta, las cosas pueden terminar muy mal. DDP les contará la historia de la pelea por un estacionamiento que culminó con un pibe de 24 años asesinado de un tiro en pleno centro de Comodoro Rivadavia y un hombre de 50, condenado a 15 años de prisión. En un plano fuera de foco podrán verse las partes íntimas de un sistema de Salud Pública sin reacción ante una emergencia que lamentablemente sigue igual.

A casi dos años y tres meses del hecho, la terrible condena que recibió Richard Noble Ferrás podría dar un giro esperado por él y vaticinado por muchos que algo conocen del Derecho Penal. El hombre recibió una pena de 15 años de prisión efectiva tras haber sido hallado autor materialmente responsable del delito de ‘homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego’.
Si existe algo indudable, es que él fue quien mató a Martín Sebastián Arias el 9 de abril de 2008 y ello nunca lo negó. Lo que sí está en duda, es la calificación del hecho y si el Tribunal que lo juzgó le aplicó la pena para satisfacer el clamor social y la presión ejercida por los familiares de la víctima, dejándoles a los jueces de segunda instancia la definición que no se habrían atrevido a tomar. Por estos días tres magistrados analizan el fallo y en breve se conocerá si le darán la razón a sus pares o si convocarán a una nueva audiencia. De ocurrir esto último es muy probable que se le reduzca notablemente la pena.

LA PREVIA
Richard Noble Ferrás estaba de novio con una chica más joven que él, con quien trabajaba en un negocio dedicado a la venta de materiales para la construcción. El hombre, de 50 años por entonces, estaba mudándose de la casa de su madre a la que tenía construida en el Cordón Forestal de Comodoro Rivadavia. Le hacían falta algunos mubles y con su pareja, después del trabajo, decidieron acudir al transitado centro de la ciudad para recorrer las mueblerías y la primera en la lista fue Lucaioli, ubicada sobre España, entre San Martín y avenida Rivadavia.
Los novios se movilizaban en una Ford Ranger que estacionaron a la vuelta del negocio que planeaban visitar porque encontraron un lugar sobre San Martín al 800, frente al edificio La Muñeca. En la parte delantera de la camioneta había una entrada de vehículo y atrás, un Peugeot 504 ocupado por Martín Sebastián Arias, su esposa y la criatura de ambos.
Ni bien apagó el motor para descender, Noble Ferrás sintió que le golpearon la ventanilla. Era el chofer del auto que estaba atrás, quien exaltado le dijo que lo había chocado y le exigió, en malos términos, que corriese su camioneta para que pueda salir de allí. Un tanto sorprendido por la acusación, el conductor descendió a verificar el impacto y descubrió que nada de ello había ocurrido. Según él, había una distancia de 50 centímetros entre ambos rodados.
“La corro, no hay problemas”, le dijo mientras regresaba a la camioneta y escuchaba la puteada que le dedicaba el joven. Una vez que se sentó y recapacitó sobre la humillación que recibió frente a su pareja, se malentonó.
“Mirá, si sos tan pesado entonces corré el auto vos”, lo retrucó después de haberse bajado por segunda vez de la camioneta. Cerró la puerta con llave y se dirigió hasta el lugar del acompañante para ayudar a su novia a bajar. La respuesta lo enardeció a Arias y las puteadas fueron de un lado a otro.
“¡Así que sos pesado!”, lo midió de boca el joven como advirtiéndole que no tenía idea con quién estaba haciéndose el guapo y marchó para el fondo de su auto. La cuestión comenzó a complicarse y no tenía perspectivas de solución. Noble lo percibió y prefirió volverse a su camioneta para meditar; la puso en marcha y la corrió un poco hacia delante para dejarlo salir, aunque el pibe no salió porque estaba en su baúl buscando algo. Por el espejo de su camioneta Noble lo vio con una maza en la mano, desandando el camino, y sin quedarse a confirmar cuál de los dos era más guapo, prefirió adherir al dicho: “soldado que se escapa sirve para otra guerra”.

EL ESCENARIO
Noble salió con su camioneta a buscar otro lugar para estacionar. Eran casi las 19:45. El centro era un infierno y el tránsito avanzaba a paso de hombre. En la cuadra siguiente de San Martín al 700, frente al kiosco Isidorito, la fila de vehículos que se formó tras el rojo del semáforo ubicado en la esquina de Belgrano, lo obligó a detener la marcha. Su ventanilla estaba baja y charlaba con su pareja sobre la mesa que pretendían comprar. Atrás de su camioneta la fila de autos seguía y desde uno de ellos, por el retrovisor, vio que alguien se bajó y comenzó a caminar hacia su puerta. Le pareció que llevaba algo en la mano; pestañó y focalizó, confirmándole a su mente que no era otro que el jovencito con el que había discutido en la cuadra anterior. Lo que este último llevaba en su mano era una maza.
Esta vez no podía escaparse porque se lo impedían todos los autos que estaban adelante a la espera de la luz verde del semáforo y la decisión que tomó no fue la mejor de su vida. Debajo de la alfombra de la camioneta tenía un revólver calibre 32 que había comprado luego de hartarse de los robos que había sufrido en la casa del Cordón Forestal y a la cual estaba mudándose. Según él, el arma la llevaba ese día porque formaba parte de la mudanza; también tenía ropa y algunas otras pertenencias en la camioneta, las que esa noche, junto a la mesa que compraría, las trasladaría al hogar que pensaba compartir con su joven compañera.
Al tiempo que la figura de Arias se aproximaba a la ventanilla, Noble manoteaba el arma que estaba cargada y cuando la tuvo en su diestra, el torso del chico quedó en primer plano. El pibe tenía uno de sus brazos en alto, en el extremo estaba la maza dispuesta a romper lo que encontrara al bajar y esa imagen lo motivó a disparar. Dijo que temió por su vida y el primer tiro fue a parar en la letra “R” del toldo del kiosco Isidorito. Aseguró que fue para disuadirlo y en una fracción de tiempo incalculable detonó el segundo tiro.
“Me la diste”, alcanzó a decir el muchacho. La maza se le cayó al piso, caminó hacia su auto agarrándose el pecho pero no entró; trastabilló y se fue hacia la vereda casi gateando y allí quedó tirado. Se quejaba. Noble se bajó de la camioneta, alzó la maza y la dejó junto a la pedalera de la Ranger, al lado de su revólver. Sacó su celular y le pidió el número de la policía a un hombre de traje que se asomó, a quien también le dijo que llame una ambulancia. “Quedate tranquilo que ya llamamos”, le respondió.
Alrededor del herido se llenó de gente que intentaba ayudar. A los gritos se reclamaba por una ambulancia, en eso pasó una doctora que lo asistió pero la gravedad era tal que nada pudo hacer ella en ese momento. El pedido de la ambulancia se repitió decenas de veces. En minutos llegó la policía y todos lo señalaron a Noble, quien los esperó junto a la puerta de su 4x4.
“Yo le disparé. Acá está el arma, es mía. Esa es la maza con la que me quería pegar”, le dijo al policía que trataba de entender qué lo había hecho quedarse allí en lugar de salir corriendo para no ser detenido. La gente lo quería linchar. El policía le pidió que se quede junto a él mientras su colega trataba de identificar a los testigos y se pedía refuerzos, con ambulancia incluida, por la presencia de una persona herida de bala.
Pasaron 20 minutos y la ambulancia no llegaba. Para esto, quienes invadieron el escenario del hecho estaban cada vez más decididos a hacer justicia por mano propia y para preservarlo el policía se lo llevó a la Seccional Primera.


SIN REACCION
ANTE UNA URGENCIA

Pasaron 30 minutos y la ambulancia del Hospital Regional no llegaba. El herido estaba cada vez peor y nadie se animaba a cargarlo en brazos y caminar una cuadra y media hasta el Sanatorio La Española para intentar salvarlo. O tal vez a nadie se le ocurrió. El centro era un caos. Todos los medios de prensa llegaron al lugar y hasta la jefa de fiscales, menos la ambulancia.
Durante la espera, la esposa de Arias le avisó por teléfono a su suegro sobre la tragedia. El padre de Martín estaba en su casa, ubicada a unos 16 kilómetros del centro y la mala noticia lo hizo salir a todo lo que daba su auto. Apareció por Belgrano y en contra mano por San Martín recorrió los casi 40 metros que le quedaban para llegar hasta su hijo. Todavía estaba vivo. Lo alzó en sus brazos y lo subió a su coche para llevarlo él mismo hasta la guardia del Hospital Regional, distante a siete cuadras. Unos 15 minutos después llegó la ambulancia pero para entonces ya nadie la necesitaba. A los paramédicos los querían matar y se tuvieron que ir como llegaron.
El pibe llegó al Hospital pero no resistió el daño que sufrió su corazón y el extenso tiempo que pasó sin la debida asistencia sanitaria apuró su muerte. La impotencia que generó la demora de la ambulancia superó el fiel compromiso que los medios de comunicación tienen con la pauta estatal. No dejaron de mencionar ese detalle en sus noticias, aunque la valentía no duró demasiado y después el caso se centró en el asesinato por un estacionamiento. Se dejó de lado la desprotección del sistema de urgencia de la Salud Pública.
No hubo excusa que remediara esa terrible irresponsabilidad y al poco tiempo se anunció con bombos y platillos el nuevo diagrama de urgencia que, en pocos meses, se pondría en práctica para acudir a tiempo a cualquier punto de la ciudad en el que se requiriese una ambulancia. Lo triste es que fue una de las tantas mentiras que dicen los funcionarios cuando están en aprietos, porque aquella fabulosa promesa jamás se cumplió y hasta el día de hoy sigue siendo peligroso confiar en que la ambulancia llegará.

EL JUICIO
El juicio se realizó en octubre de 2008 a sala llena y de todos los testigos que declararon solo una mujer aseguró haber visto a Noble Ferrás con el arma en la mano pero no pudo precisar si los tiros que escuchó los disparó desde el interior de la camioneta o parado en la calle. Su relato no fue del todo convincente. Para ella el hecho ocurrió 30 minutos después de la hora señalada por todos los demás testigos y, entre otras contradicciones, aseguró que la camioneta de Noble era blanca, siendo que realmente es gris. Lo único que coincidió con los demás, fue que caminó hacia el auto de la víctima y luego regresó a su camioneta, donde se quedó parado junto a la puerta hablando por teléfono.
Otros testigos también lo vieron caminar en esa dirección pero para agacharse cerca del final de su camioneta a buscar la maza que se le cayó a la víctima antes de arrastrarse hasta la vereda.
La cuestión es que no se probó que el agresor haya ido hasta el auto de la víctima para efectuarle el disparo, como lo sostuvo la parte acusadora. De haber sido así no se explica cómo fue a parar una de las balas al toldo del kiosco, que según esa hipótesis, estaba a la espalda del pistolero. Tampoco se explica cómo la bala pudo haber hecho un recorrido de abajo hacia arriba y de izquierda a derecha, si es que el atacante estaba parado y la víctima sentada en su auto. En todo caso el recorrido del proyectil debió haber sido a la inversa por una cuestión lógica que no resiste demasiado análisis.
A pesar de las dudas, el Tribunal lo condenó a 15 años de prisión como autor de homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego. La Fiscalía había solicitado 18 años, la querella 32 y la Defensa la absolución. En forma subsidiaria se pidió una condena por exceso en la legítima defensa.
A todo esto el Tribunal repitió el error que cometió en el caso Antilef. No realizó la audiencia de imposición de pena, en la que además de discutir sobre los años que le aplicarían de cárcel al imputado, se debe determinar la calificación definitiva por la cual se lo responsabiliza. Ese punto también fue cuestionado en la impugnación.
Más allá de ello, la determinación de los jueces sorprendió a quienes analizaron en forma objetiva el debate. Algunos, a partir de las pruebas expuestas en el juicio, se inclinaron por el exceso en la legítima defensa. Otros, por homicidio simple y sin el agravante, el cual consideran inconstitucional. Una tercera posición llegó a pensar que el Tribunal falló de esa manera para no quedar expuesto ante el clamor social y la presión ejercida por la familia. Es que días antes del juicio, el papá de la víctima invitó a Comodoro Rivadavia a Juan Carlos Blummberg, un padre que perdió un hijo durante un secuestro y después logró introducir cuestionadas modificaciones en el Código Penal de la Nación.
Quienes algo conocen del Derecho Penal aseguraron que la causa no podría ser confirmada en la instancia superior tal como se lo condenó en primera instancia. Finalmente la impugnación se realizó después de dos años y casi tres meses del hecho ante un nuevo Tribunal de Cámara que el 2 de julio dará a conocer el veredicto. Allí se sabrá si se mantiene todo tal cual o si se realizará la audiencia de imposición de pena que se omitió hacer oportunamente. De ocurrir esto último, la pena podría ser mucho menor, incluso existiría la posibilidad de que Noble Ferrás recuperase la libertad.

sábado, 26 de junio de 2010

Prostitución forzada

SE APROVECHARON DE SUS LIMITACIONES Y SU VULNERABILIDAD. LA PROSTITUYERON A LA FUERZA Y LA VENDIERON POR MENOS DE LO QUE VALE UNA TV. IGUAL SE LIBERO, EXISTIO UNA CONDENA Y PRIMO LA IMPUNIDAD

Radiografía de una trata de blanca

La mandaron a comprar cigarrillos y fue con su bebé. Sus otros tres hijos estaban en un pueblito de Santa Fe, en la casa del hombre que ella llama abuelo. Pasó varios meses sin verlos pero por ellos y por el que llevaba en brazos, se animó a golpear la puerta de una casa y pedir ayuda. Un “fiolo”, que también hacía prostituir a su propia esposa, la había trasladado bajo amenazas hasta Comodoro Rivadavia para que se prostituyera para él. En la Capital del Petróleo terminó vendiéndola por 1.000 pesos al dueño de un cabaret que todavía tiene pendiente una causa por facilitación de la prostitución de una menor de edad. DDP contará esta historia real, sin dejar de hacer referencia a la extraordinaria suerte que tuvo la persona que debió sentarse en el banquillo.

La pericia psicológica que se le realizó a la víctima –a quien en adelante llamaremos Marta para proteger su verdadera identidad—indica que se trata de una persona con “una pobre autoestima; tiene necesidad de protección, pensamiento inmaduro, ideación simplista. Su capacidad de análisis es limitada, su coeficiente intelectual es inferior al término medio, no sabe resolver situaciones problemáticas, su personalidad es vulnerable, sumisa y dependiente. Con esa condiciones, no podría ser capaz de simular, ni fabular”.
Marta no tiene buenos recuerdos de la mujer que la crió, ella estudió hasta segundo grado en la nocturna del pueblito de Santa Fe cercano a la estancia donde vivía con su madrastra, hasta que un día esta le dijo que no fuera más y la mandó a pedir a la calle. En la estancia vivía el marido y los hijos de su madre postiza, sumados a los 4 niños de nuestra protagonista-víctima.
“Te vas a tener que buscar otro lugar porque acá ya somos muchos”, le dijo una tarde y el único sitio al que se le ocurrió ir fue a la casa del padrastro de su madrastra, que vivía en otro pueblito de Santa Fe. El hombre convivía con su hijo porque su esposa había fallecido en el 98. Se ganaba la vida con su trabajo en la comuna y a Marta siempre la apreció como una hija. Tal vez por ello no le negó asilo en su humilde morada.
“Los nenes se portaron siempre bien; ella me limpiaba, me hacía la comida, lavaba la ropa y nunca pidió para irse, con eso yo estaba pago. De vez en cuando ella adornaba salones para cumpleaños o casamientos y al único lugar que iba era a lo de su madrastra”, contó el abuelastro en el juicio al que fue sometido el “fiolo” que la vendió.

DEL AMOR A
LA ESCLAVITUD
En una de las visitas que Marta le hizo a su madrastra conoció a un tipo que se hacía llamar “Alejandro Leo Matiolli” –quien resultó ser Alejandro Feliciano Rojas—y de regreso a la casa de su abuelastro él la acompañó. Ella andaba con su hijo más chico, aunque en el camino la hizo cambiar de rumbo y se la llevó a Rafaela. Allí le presentó a su madre, a su hermana Norma y al marido de esta, Miguel Castañeda. En esa ciudad santafecina estuvieron algunos días y de allí viajaron a Gualeguay, lugar donde Marta comenzó a sufrir la esclavitud a la que es sometida una víctima de la trata de blanca.
Hasta ese momento ella y el tal Matiolli era amigos con cierto derecho a roce pero en Gualeguay el trato cambió. Con ellos también viajaron Miguel y Norma. Los cuatro se alojaron en un Hotel y las mujeres tuvieron que salir a trabajar a la calle. Para la esposa de Miguel eso era algo normal, pero Marta jamás había hecho algo similar y tampoco quería hacerlo, aunque el marido de Norma se encargó de hacerle saber a los golpes cómo iban a ser las cosas de ahí en adelante.
“Teníamos que ir con tipos que andaban en auto y tener relaciones con ellos, cobrarle y llevarle la plata a Miguel. Si no lo hacía Miguel me pegaba. Yo no tenía plata para volverme y tenía mucho miedo que él me fuera a buscar devuelta”, dijo la víctima en el mismo juicio y con su voz temblorosa recordó que a su hijito lo cuidaba una señora encargada del Hotel cuando ella se iba a la calle.

LA GUAMPA
DE ORO

En Gualeguay, además de hacerlas trabajar en la calle, las mujeres estuvieron 7 días en un bar llamado “La Guampa de Oro” y después de esa campaña todos volvieron a Rafaela. Para entonces Marta no tenía sus documentos ni los de su hijo y en ese regreso el tal Matiolli se abrió, entregándosela como un tesoro a Castañeda para que este la llevara a Ramallo y se la dejara a un tal “Pocha”, que regenteaba el bar “El Mundialito”. En ese lugar, que se ubicó frente a una autopista, Marta estuvo más de dos semanas encerrada, prostituyéndose y durmiendo en la misma pieza donde hacía los pases. En esa situación se encontraban decenas de chicas en contra de su voluntad, según contó la víctima en el juicio. Después Miguel mandó a pedir plata y Doña “Pocha” la subió en un colectivo para mandársela devuelta a su “dueño”. En la Terminal la esperó él y al niño se lo había hecho dejar con una tía suya a la que tuvieron que pagarle 250 pesos por el cuidado que le brindó. El negocio siempre lo beneficiaba a él y en ocasiones, a sus parientes.
En el tiempo que Marta estuvo secuestrada en Ramallo, Castañeda programó el viaje a Comodoro Rivadavia. Ella insistía en volver a la casa de su abuelo y le pedía que le devolviera los documentos pero eso no pudo ser porque su jefe se había contactado con el empresario de la noche, Alberto Suárez, un tipo que a pesar de sus influencias quedó pegado en una causa por facilitación de la prostitución de mujer menor de edad, la cual todavía tiene pendiente. Fue producto del resonante caso en el que se vieron involucrados comisarios –uno en funciones todavía y otro retirado-- de la policía del Chubut, empleados municipales y funcionarios de Gobierno de la Municipalidad de Comodoro Rivadavia durante la gestión Peronista de Raúl Simoncini.
Don Alberto, como lo llaman, les mandó los pasajes y el 13 de marzo de 2007 llegó Castañeda a Comodoro Rivadavia, con su mujer Norma, Marta y su pequeño hijo. Ella no tenía ni la más mínima idea del lugar en el que se encontraba, ni la distancia que había recorrido para llegar. A la Terminal de colectivos los fue a buscar Don Alberto y en su camioneta los llevó hasta la casa donde se alojaron, ubicada en Araucarias 1.162. Ese era un lugar que tenía Suárez para alojar a sus empleadas y allí también tenía por entonces a otro fiolo con su pareja: Ricardo Cáceres y Celia Urista, quienes con su libertad pagaron por un delito del que tuvieron que hacerse cargo y así salvaron su pellejo, y lo libraron de la reincidencia a Suárez.

AMIGOS II
Ni bien llegaron a la Capital del Petróleo y se acomodaron en una de las piezas que estaba disponible en la casa, las mujeres tuvieron que salir a la calle y volver antes de la medianoche, porque a esa hora Don Alberto las pasó a buscar para llevarlas a su cabaret, donde hacían copas y pases. El nene se quedaba al cuidado de Castañeda, quien no tenía demasiada afinidad con los niños. Sería por esa razón que en ocasiones lo golpeaba, lo alimentaba con te y pan duro, y para dormirlo le ponía pastillas a la infusión.
Marta estaba desconectada de su familia y pocas veces la dejaron llamar por teléfono al hombre que ella llamaba abuelo, ordenándole que le dijera que todo estaba bien. Un día se le escapó y le dijo que estaba en Comodoro Rivadavia pero eso fue suficiente para que su amo le rompiera el chip de celular.
El mal trato con ella y el niño llegó a tal punto que la mujer del otro fiolo un día se metió en el medio de la golpiza y lo amenazó a Castañeda con un cuchillo. Las cosas cambiaron desde ese momento y así surgió la venta. Esa misma tarde se presentó Don Alberto y desde su camioneta llamó a Celia, habló con ella y le entregó 1.000 pesos para que ella se los diera a Castañeda. Esa simple acción no tenía que ver con la comodidad de un jefe, sino con el cuidado que debía tener para no dejar evidencias que lo vuelvan a comprometer en una nueva causa por prostitución. De esa manera quedaría Celia como la compradora.

VENDIDA
Marta fue vendida por 1.000 pesos a Miguel Castañeda, quien tomó la plata, su mujer y se volvió a Santa Fe. Desde entonces la víctima comenzó a trabajar para Suárez, aunque estaba al cuidado de Celia y su fiolo, quienes también tenían una criatura de corta edad que quedaba al cuidado de él cuando las mujeres se prostituían.
A pesar de ese cambio de jefes, las cosas para Marta no cambiaron demasiado porque el trabajo seguía siendo el mismo. De la calle al cabaret Amigos II, donde se lo pasaba llorando en los rincones y sólo una vez pudo ver 100 pesos que le dio Don Alberto. Fue tanta su alegría al tocar la plata, aunque ella no tenía noción de cuánto valía cada billete. Por ese motivo tuvo muchos problemas, porque los clientes se daban cuenta de sus limitaciones y por lo general le pagaban menos de lo que fijaba la tarifa por el servicio y después se las tenía que ver con el fiolo que estaba a su cargo.
A todo esto la plata quedaba en la caja del boliche porque supuestamente se le pagarían toda junta a fin de mes. Antes tenía que recuperar el dinero que habían pagado por ella y devolverlo con el trabajo que detestaba hacer. Al fondo del cabaret estaban los cuartos donde se hacían los pases y en ese lugar una vez le confesó su situación a un cliente, pero el tipo no le creyó.
En la casa, con sus nuevos administradores, Marta tenía un poco más de libertad y permiso para ir a comprar, aunque nunca lo hacía junto a su hijito. Un día que recordó el número de teléfono de su madrastra la llamó y le contó que estaba secuestrada en Comodoro, que Castañeda la había vendido y que la hacían prostituir pero en lugar de hacer la denuncia, la madrastra se fue a ver a su amigo Matiolli y le preguntó qué habían hecho con la chica.
No fue la mejor idea, porque en cuestión de minutos en Comodoro se enteraron que la piba estaba pidiendo ayuda y se le volvió a cortar la poca libertad que estaba comenzándose a ganar. El calvario continuó varias semanas más, encima no juntaba dinero en el cabaret porque Don Alberto les cobraba multas por cualquier cosa a sus chicas y cuando estaba muy enojado, éstas llegaban a valer hasta 500 pesos. Así se hacía cada vez más difícil juntar la plata para pagar la deuda.
“Miguel la había amenazado que le iba hacer daño a la familia y por eso ella no se podía escapar. Siempre suele pasar eso y conozco mucha gente que hace daño. A mi me pasó con mi patrón y cuando estuve detenida no podía decir nada porque corría peligro mi familia”, declaró en el juicio la mujer que tuvo que culparse de haberla comprado para salvarse y proteger, sin opción, al hombre que le entregó el dinero para la transacción. Paradójicamente después la parte acusadora la adoptó como su testigo estrella.

LIBRE
En una de las oportunidades que Marta fue mandada a comprar pudo hablar por teléfono con su abuelastro y a él también le contó por lo que estaba pasando. El hombre le sugirió que tomara a su hijo y fuera a la policía o le pidiera ayuda a algún vecino. Antes, con muy poca frecuencia, ellos también habían mantenido comunicaciones telefónicas pero siempre con alguien presente que controlaba lo que ella decía y ya desde entonces el hombre sospechaba que las cosas no estaban tan bien como se lo intentaban hacer creer.
Una noche la volvieron a mandar a comprar. Esa vez fue en busca de cigarrillos y Marta acudió al kiosco cercano a la casa con su hijo, como nunca antes lo había hecho. Era tan inocente y estaba tan atemorizada, que sus captores se excedieron en la confianza y finalmente pudo aprovechar la oportunidad.
Al kiosco nunca llegó. En la primera puerta que encontró comenzó a golpear pidiendo ayuda. La atendió un hombre mayor y por detrás apareció su esposa. Les dijo que estaba secuestrada y que la hacían prostituir, que por favor la lleven a la policía. Por fortuna le creyeron y el matrimonio se involucró desinteresadamente. El hombre sacó su vehículo y la trasladó a la Seccional Segunda, donde la hicieron esperar hasta que le tomaron la denuncia.
El caso era gravísimo, por los intereses económicos y los personajes que volvían a entrar en escena, pero de todas formas tomó estado público. Después se llevó a cabo un allanamiento en el domicilio donde estaba alojada la víctima y allí se encontraron sus documentos juntos a todas sus pertenencias y las de su hijo. También se allanó el cabaret, lugar donde se encontró el carnet sanitario a nombre de la víctima. Lo que la Fiscalía no pudo encontrar fueron pruebas concretas que incriminen a Alberto Suárez y ese detalle fue recriminado en el juicio por parte de uno de los integrantes del Tribunal, señalándose que debió ser éste el que se sentara en el banquillo.
“Del relato surge claramente que otras personas debieron ser imputadas en la causa, las que fueron mencionadas reiteradamente como importantes participes del hecho, e incluso mencionadas por el propio imputado, reconocidas por la defensa y la Fiscalía en el debate y en los alegatos”, se destacó en uno de los votos del Tribunal respecto a Alberto Suárez.
Más allá de ese llamado de atención el único condenado fue Miguel Castañeda, quien recibió una pena de 6 años de prisión. Se debe destacar que este sujeto ya había purgado una condena de 4 años por el mismo delito, pero esa vez la víctima fue una menor de edad.
Marta finalmente volvió al pueblito de Santa Fe donde la esperaban sus otros hijos y el abuelastro, con quienes nunca más se volvió a despegar pero nada le garantiza que en poco tiempo se vuelva a cruzar que el tipo que la vendió, porque la condena aun no está firme y el fallo fue apelado, por lo que existe la posibilidad de que en la siguiente instancia Castañeda quede finalmente libre.